¿Sabías que algunos de los contaminantes más peligrosos de tu hogar no desaparecen con ventilar?
A estas alturas probablemente ya conoces los compuestos orgánicos volátiles (COVs) y al formaldehído, su representante más famoso. Pero hay otro grupo de sustancias tóxicas que permanece en la sombra, literalmente pegado a tus muebles, colchones y cortinas durante décadas.
Hablamos de los compuestos orgánicos semivolátiles (COSV), y es hora de que sepas qué son, dónde están y cómo proteger tu hogar de ellos.
Qué son los compuestos semivolátiles y por qué deberían preocuparte
A diferencia de los COVs, que se evaporan rápido al aire, los compuestos orgánicos semivolátiles tienen un punto de ebullición más alto. Esto significa que no se van con una buena ventilación.
Se adhieren al polvo doméstico. Se acumulan en textiles. Permanecen en espumas y plásticos.
Y lo peor: algunos pueden detectarse incluso después de décadas de haber sido introducidos en una vivienda.
En este grupo encontramos tres familias especialmente problemáticas:
- – Biocidas (pesticidas de uso doméstico)
- – Plastificantes (ftalatos y otros aditivos)
- – Retardantes de llama (el foco de este artículo)
Retardantes de llama: el veneno que te venden como seguridad
Los retardantes de llama se añaden a materiales de construcción, muebles y textiles para reducir su inflamabilidad. Suena bien sobre el papel.
El problema es que muchos de estos compuestos son altamente tóxicos. Y no es nada nuevo, existen muchos estudios, como este, que así lo demuestran.
Retardantes a base de fósforo:
- – Afectan al sistema nervioso
- – Dañan el material genético
- – Provocan irritaciones, cansancio crónico y mayor vulnerabilidad a enfermedades
Retardantes clorados y bromados:
- – Clasificados como sustancias críticas
- – En caso de incendio, liberan gases extremadamente tóxicos
- – Más peligrosos que el propio fuego en muchos casos
- Irónico, ¿verdad? Un producto diseñado para “protegerte” puede estar intoxicando tu casa saludable cada día. En este artículo te hablo sobre este tema.
Dónde se esconden estos contaminantes en tu hogar
Los compuestos semivolátiles como los retardantes de llama están más presentes de lo que imaginas:
Retardantes clorados y bromados:
- – Espumas de poliuretano (sofás, sillones)
- – Espumas de montaje (aislamiento, sellados)
- – Colchones y almohadas convencionales
- – Muebles tapizados
- – Electrodomésticos y equipos electrónicos
- – Reversos de alfombras y moquetas
- – Papeles pintados
- – Cortinas y textiles decorativos
- – Pinturas, barnices y selladores
Retardantes a base de fósforo:
- – Revestimientos de suelos vinílicos
- – Productos para el cuidado de suelos
- – Plásticos y cauchos
- – Algunos tratamientos para madera
- Si estás creando una vivienda saludable o planteándote una reforma consciente, necesitas saber identificar y evitar estos materiales.
Cómo evitar los retardantes de llama tóxicos
La buena noticia es que puedes protegerte. Aquí tienes una estrategia práctica:
1. Exige las fichas técnicas y de seguridad
Los fabricantes están obligados a proporcionar la Ficha de Seguridad (MSDS) de sus productos. Ahí es donde debe aparecer si contienen: Compuestos organofosforados; Retardantes bromados o clorados.
Si un fabricante no te proporciona esta información, desconfía.
2. Busca certificaciones de confianza
En bioarchitetura y construcción saludable, las certificaciones pueden servirte de guía:
- – Oeko-Tex Standard 100: para textiles libres de sustancias nocivas
- – GOTS (Global Organic Textile Standard): certificación ecológica para textiles orgánicos
- – EU Ecolabel: etiqueta ecológica europea que limita tóxicos
- – Natureplus: certifica materiales de construcción sostenibles y saludables
- Estos sellos prohíben o limitan el uso de retardantes de llama tóxicos.
3. Cuidado con ciertos materiales
Especial atención con:
- – Espumas de poliuretano
- – Alfombras y moquetas convencionales
- – Cortinas y textiles tratados
- – Tableros derivados de madera con tratamientos ignífugos
- – Plásticos en general
Si no tienen certificación de producto saludable, mejor buscar alternativas naturales.
4. Desconfía del marketing “ignífugo”
Cuando un producto presume de ser “resistente al fuego” o “ignífugo” sin dar más información, enciende todas las alarmas.
Muchas veces es un eufemismo para decir “tratado con retardantes de llama tóxicos”.
5. Pregunta directamente
Contacta con fabricantes y distribuidores. Aunque no siempre tienen la respuesta, cuando empiezan a recibir consultas sobre compuestos semivolátiles y toxicidad, aumenta la presión para transparentar sus procesos.
Tu pregunta puede ser el inicio del cambio.
Ya tengo productos con retardantes en casa: ¿qué hago?
Si descubres que tienes materiales que probablemente contengan estos contaminantes, no entres en pánico. Hay medidas que reducen significativamente tu exposición:
Ventilación constante: Aunque los semivolátiles no desaparecen rápido, la renovación de aire ayuda a diluir su concentración.
Limpieza regular del polvo: Este es el punto clave. Los retardantes de llama se acumulan en el polvo doméstico. Limpiar con frecuencia (con aspirador HEPA y bayeta húmeda) reduce drásticamente tu exposición diaria.
Sustitución progresiva: Cuando sea posible, reemplaza estos productos por alternativas certificadas y saludables. Empieza por donde pasas más tiempo: dormitorio y zonas de estar.
Tu casa puede ser tu refugio, no tu fuente de intoxicación
Crear un hogar saludable no es solo estética o eficiencia energética. Es tomar decisiones conscientes sobre cada material que entra en tu espacio vital.
Los compuestos orgánicos semivolátiles son un enemigo silencioso, pero ahora tienes las herramientas para identificarlos y evitarlos.
En HabitaBio trabajamos cada día para que tu vivienda sea ese refugio que mereces: libre de tóxicos, construida con materiales nobles y diseñada para cuidar de tu salud.
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Espero que te sean de utilidad y las apliques.
Un abrazo,
Carmen Vázquez
Bioarquitecta y fundadora de Habitabio